En cierto sentido, la literatura gauchesca nació con la mismísima aparición histórica de los gauchos.
Es más, si nos remontamos en el tiempo podríamos decir que este género tiene sus orígenes en los relatos españoles populares que arribaron a las Américas junto con los conquistadores europeos. Estas creaciones fueron repitiéndose de boca en boca con el paso de las generaciones, adaptándose a los cambios geográficos, sociales, culturales e históricos de cada lugar del continente, hasta convertirse finalmente en el arte de los gauchos.
Los mismos gauchos recitaban o cantaban, acompañados por la guitarra, relatos sobre su propio mundo y en su propia lengua, a veces recibidos por tradición oral y a veces creados por ellos mismos. Este tipo de arte no estaba destinado a escribirse (pues muchos de los gauchos eran analfabetos) y es muy poco lo que ha sobrevivido. Fue una manifestación más bien anónima y popular.
Con el correr del tiempo, muchos hombres instruidos comenzaron a escribir obras que hablaban del mundo de los gauchos. Algunas de estas creaciones trataban de imitar el lenguaje gauchesco y otras no. Estos escritores incursionaron en diversos géneros literarios: la poesía, la novela, el teatro.
Una de las primeras obras escritas que podrían considerarse parte de este género es El amor de la estanciera (su autor es desconocido en la actualidad), que data de fines del siglo 18. Se trata de una historia de amor en que dos hombres luchan por la mano de una misma mujer. Uno de ellos habla en lenguaje gauchesco.
Pero podemos decir que la literatura gauchesca aparece por primera vez con todo su esplendor en el siglo 19. Entre los autores más célebres se encuentran Bartolomé Hidalgo, Hilario Ascasubi, Ricardo Güiraldes y, por supuesto, José Hernández, quien ha sido considerado el poeta nacional de la Argentina.