Canto 14 (Segunda Parte)

CANTO 14

El indudable protagonista de este canto es el viejo Viscacha, el “tutor” que la justicia le dio al segundo hijo de Martín Fierro, y uno de los personajes más pintorescos de toda la obra. Escuchemos algunas de las cosas que hace. 

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Ningún Halago… ¿Por Qué Será?

(VERSOS 2169 A 2174)

ORIGINAL

«Viejo lleno de camándulas,

Con un empaque á lo toro—

Andaba siempre en un moro

Metido no sé en que enriedos—

Con las patas como loro

De estribar entre los dedos».

ADAPTACIÓN

«Viejo lleno de mañas,

con un aspecto de toro.

Andaba siempre en un caballo negro

metido no sé en qué enredos.

Con los pies como un loro

por poner el estribo entre los dedos».

En esta estrofa el segundo hijo de Martín Fierro nos describe cómo era el tutor que el juez había puesto para que lo cuidara, el “Viejo Viscacha”. El muchacho no emplea ningún halago para describirlo. ¿Por qué será? 

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Quien Mal Anda Mal Acaba

(VERSOS 2235 A 2240)

ORIGINAL

«No atinaba don Viscacha

A que lado disparar,

Hasta que logró montar,

Y de miedo del chicote,

Se lo apretó hasta el cogote

Sin pararse á contestar».

ADAPTACIÓN

«Don Viscacha no atinaba

a qué lado disparar,

hasta que logró montar

y, por miedo al látigo,

huyó a toda prisa

sin pararse a dar explicaciones».

Aquí el hijo de Martín Fierro nos cuenta cómo terminó una de las tantas tramoyas que hacía don Viscacha. Nos cuenta que un día intentó despellejar a unas yeguas ajenas con las que se había topado. Pero repentinamente apareció el dueño: “El hombre venía furioso y nos cayó como un rayo. Se bajó del caballo revoleando el látigo y ahí nomás le dio un terrible azote a mi tutor”. El Viejo Viscacha, aterrorizado, no sabía para qué lado disparar.

Quien mal anda mal acaba.

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¿Podemos Aprender Algo de las Malas Compañías?

(VERSOS 2259 A 2264)

ORIGINAL

“Pero qué habia de aprender

Al lao de ese viejo paco,

Que vivía como el chuncaco

En los bañaos, como el tero—

Un haragán, un ratero,

Y mas chillón que un barraco”.

ADAPTACIÓN

«¿Pero qué iba yo a aprender

al lado de ese viejo traicionero

que vivía en los pantanos

como una sanguijuela, siempre alerta

como el tero; un haragán, un ladrón

y mas chillón que un cerdo salvaje?».

Esperaríamos que un juez designaría a un tutor que fuera un modelo a seguir, un adulto de quien un joven que tenía toda la vida por delante podría aprender cómo conducirse como hombre de bien a lo largo de su existencia. Pero resultó ser todo lo contrario.

Este tutor era el «Viejo Viscacha», un hombre que no se guiaba por ningún principio ético en absoluto. La reflexión que hace en ese verso el hijo de Martín Fierro es totalmente acertada.

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